La República Dominicana tiene una de las mayores reservas del mundo de ámbar, la savia petrificada de los árboles que crecieron aquí hace 50 millones de años. La mayor pieza de ámbar hallada en el país pesó 9,5 kg.
Por Caribe Insider
Cada año, el 17 de diciembre, miles de cubanos motivados por su fervor hacia San Lázaro o Babalú Ayé, dirigen sus pasos hacia el Santuario del Rincón, un poblado cercano a Santiago de las Vegas, muchos llegan arrodillados, arrastrando una piedra o haciendo los más diversos sacrificios en caminatas que superan kilómetros y más kilómetros.
Van a dar las gracias a su santo, a venerarlo, y a depositar ante su altar las más diversas ofrendas, que van desde medallas de deportistas olímpicos, dinero, velas, girasoles, joyas, ropas de canastilla, al tiempo que le piden salud, protección, un milagro para ellos, sus hijos o sus familiares con la convicción de que su poder todo lo puede.
Y es que la devoción por San Lázaro o Babalú Ayé, como también se le reconoce por los creyentes en la religión Yoruba, tiene el segundo puesto en cuanto a alcance nacional y tradición en Cuba, solo superado por la festividad en honor a la Virgen de la Caridad del Cobre.
La devoción que mueve la procesión no es para adorar al San Lázaro Obispo de Marsella de la iglesia católica, que preside el altar mayor del santuario, sino al San Lázaro de las muletas y los dos perros, vestido con evidente pobreza y lleno de llagas, que los perros lamen para calmar el dolor.
Ese es el San Lázaro venerado por el pueblo de Cuba. Por eso cada 17 de diciembre se dan cita en el santuario miles de devotos, allí en el centro o altar mayor está San Lázaro Obispo y a la izquierda se encuentra San Lázaro milagroso, la imagen más antigua del templo.
Hay una fuente detrás de la capilla, que se considera bendita y donde los feligreses beben agua o humedecen con ella distintas partes de su cuerpo, que requieren sanación o la guardan en recipientes para llevársela a sus hogares.
En 1917 fue inaugurado el Santuario dedicado a San Lázaro en el poblado del Rincón, actual municipio de Boyeros, a unos 30 kilómetros del centro de La Habana. En el área aledaña está un Hospital Dermatológico, al que popularmente le llaman Leprosorio, pues a San Lázaro también se le asocia a los enfermos de lepra.
Vale decir que quienes no pueden acudir a la ermita, igualmente veneran al santo en sus casas, donde esperan la fecha a las 12 de la noche con altares donde aparecen estatuillas de él, junto a sus perros que lamen sus llagas, y donde predominan girasoles, velas, maíz tostado, mazorcas asadas, pan quemado, agua de coco, vino seco y telas de tonalidad morada, el color con que se identifica a Babalú Ayé, y algunos visten prendas hechas con tejidos de saco de yute.
Es mucho el fervor que emana en la celebración del 17 de diciembre en Cuba, una fecha esperada por devotos para venerar a su santo, orar, agradecer las peticiones concedidas, todos bajo la convicción de que él puede hacer el milagro.
La República Dominicana tiene una de las mayores reservas del mundo de ámbar, la savia petrificada de los árboles que crecieron aquí hace 50 millones de años. La mayor pieza de ámbar hallada en el país pesó 9,5 kg.