Martinica

Martinica tiene fama de ser la "intelectual" de las Antillas. A lo largo de toda su historia ha inspirado a gran número de escritores (Lafcadio Hearn, el poeta diplomático Saint-John Perse, el escritor surrealista André Breton, etc), pero sobre todo ha visto nacer a poetas y novelistas que siguen marcando la literatura francesa. El primero que dio fe de la riqueza de estas tierras antillesas fue un eclesiástico: Jean-Baptiste Labat. Nacido en París en 1663, este sacerdote, ingeniero y escritor, inventó los primeros procedimientos de fabricación de azúcar durante su larga residencia en la isla. Su obra Nouveau voyage aux isles de l'Amérique, es una auténtica biblia para todos los curiosos de la historia colonial de las Antillas. René Maran fue el primer antillés en obtener el Premio Goncourt a principios de siglo XX por su novela Bathouala, El movimiento negrista del Caribe de habla hispana recoge temas africanos que presenta de forma exótica buscando la inspiración en la identidad africana y negra. Aunque la negritud nació en Francia, a Aimé Césaire de esta isla, se cuentan entre sus fundadores. El poema de Césaire Regreso a la tierra natal (1939) está considerado uno de los textos clásicos de esta tendencia. Martinica debe su celebridad en el mundo de las artes y las letras al poeta Césaire, fiel compañero de Léopold Sédar Senghor, ex presidente de la República del Senegal y miembro de la Academia Francesa. Césaire, que se dio a conocer con su obra Cahier d'un retour au pays natal, está considerado como el poeta de la "negritud". Autor de numerosas obras poéticas y teatrales así como del famoso Discurso sobre el colonialismo, es igualmente un destacado personaje político de Martinica: alcalde desde 1946 y diputado hasta 1993. Si Aimé Césaire fue el guía, Edouard Glissant (Premio Renaudot 1958 por La Lézarde), que prosiguió la reflexión sobre la identidad y la conciencia antillesa, ha sido el catalizador de toda una nueva generación de escritores que han surgido en torno al concepto de la "criollidad". Las novelas de Glissant se adentran en la herencia afrocaribeña. Patrick Chamoiseau, publicó en 1989 Elogio del criollismo, un examen de la identidad cultural criolla escrito con Jean Bernabé y Raphäel Confiant, en 1992, ganó el Premio Goncourt con la novela Texaco.Raphaël Confiant, otro coleccionista de premios son los más conocidos. Otros como Vincent Placoly, Ina Césaire, Henri Corbin, Xavier Orville... perpetúan la tradición de una Martinica tierra de escritores.