El primer puente de peaje construido sobre el puerto de Willemstad, Curazao, en 1888 era gratuito para quienes no tuvieran zapatos. Hoy es gratis para todo el que desee cruzarlo
Con una fuerte presencia del sector agrícola y pesquero en sus tierras y costas, La Habana aporta además un excelente complemento a aquellos visitantes que huyen del ruido de una gran urbe para buscar refugio en playas de blancas arenas o el tranquilo entorno de los campos. A sólo 25 minutos de la capital y en ruta hacia la occidental provincia de Pinar del Río, se localiza la playa El Salado, donde la Villa Cocomar ofrece excelentes condiciones para el descanso y el buceo en una hermosa área de barreras coralinas. El centro Blue Reef, localizado en esa Villa, ofrece cursos de iniciación, buceo nocturno, motonáutica, alquiler de catamaranes y bicicletas acuáticas, en una amplia gama de actividades relacionadas con el mar. A la orilla del río Ariguanabo, uno de los principales de la provincia, los amantes del ambiente rural disponen de una excelente opción en el hotel Las Yagrumas, en tanto que la localidad de Santa Cruz, en el litoral norte de La Habana, capta cada año a miles de vacacionistas en sus bases de campismo, donde se está en contacto directo con la naturaleza. El inicio de la construcción de varias instalaciones hoteleras en la localidad de Jibacoa, próxima al límite con Matanzas, apunta a convertir a esa zona y su excelente playa en destino fundamental para el turismo europeo con una atractiva vista desde el Peñón de igual nombre que domina la entrada a una ensenada de tranquilas aguas y blanca arena. Complejos agroindustriales -centros de cosecha de la caña de azúcar y elaboración del dulce producto- completan el panorama de La Habana, donde el turismo crece por su cercanía con la capital y bajo el influjo del verde de sus campos, el azul de las aguas y el carácter amistoso de sus habitantes, siempre dispuestos a brindar lo mejor de sí para los amigos.
El primer puente de peaje construido sobre el puerto de Willemstad, Curazao, en 1888 era gratuito para quienes no tuvieran zapatos. Hoy es gratis para todo el que desee cruzarlo