Para conocer a Santiago de Cuba, y sobre todo a sus alegres habitantes, hay dos sitios excelentes a donde dirigirse desde el instante mismo del arribo: La plaza de Dolores, parque pequeño pero animado donde la gente acude a charlar bajo los árboles frescos y el parque Céspedes, considerado centro por excelencia de la vida social de la ciudad desde que fuera en un inicio Plaza de Armas, rodeada de significativas edificaciones como la casa de Diego Velázquez, el Ayuntamiento, la Catedral Metropolitana y el Hotel Casa Granda. Por su ubicación geográfica y sus raíces humanas, con razón se ha bautizado a Santiago de Cuba como la más caribeña de las ciudades cubanas. Lo cierto es que llegar a la segunda ciudad más importante del país produce la sensación de que está en un sitio irrepetible, no sólo por la ciudad, que es de exquisita gracia, sino por su gente, que son la viva práctica de la hospitalidad. El visitante encontrará sitios interesantes como el Museo Bacardí, la Casa de la Trova, el Balcón de Velázquez., el teatro Heredia , el Cabaret Tropicana de Santiago de Cuba, el cafetal francés La Isabélica en la Gran Piedra y el cementerio de Santa Ifigenia. Para los amantes del mar existen centros de buceo, cuya área discurre a lo largo de 150 km muy cerca de la costa, con marcada heterogeneidad y gran cantidad de sitios. Desde finales del siglo XIX yacen hundidos en los fondos submarinos santiagueros varios buques de la célebre flota española de Cervera, abatida el 3 de julio de 1898 por una poderosa escuadra de la Armada de Estados Unidos. En la Sierra Maestra encontramos el Parque Baconao, el Pico Turquino y La Gran Piedra, sitios emblemáticos de la geografía e historia santiagueras, que brindan al visitante una oportunidad única para la práctica del senderismo y el ascenso a las cimas de este macizo montañoso. La ciudad es sede por excelencia del Festival de la Cultura Caribeña, del bolero y del son y es tan fuerte la sensibilidad artística en la cuna de la trova tradicional, que Santiago de Cuba se ha convertido en el mejor escenario cubano para acoger eventos culturales, al punto de merecer el sobrenombre de la Capital Cultural del Caribe.