La estructura de América del Sur es más bien sencilla y recuerda en muchos aspectos a la América del Norte, tanto por la forma como por la disposición de los elementos morfológicos más importantes.

La mezcla de estilos arquitectónicos, la variedad de acentos de sus lenguas, las artes plásticas, sus comidas y bebidas, la mezclas de razas, lo místico y variado de sus acepciones religiosas, sus costumbres e historia, la música y ritmo que se respira en cada uno de ellos, es apreciado por los cientos de turistas que la visitan todos los años.

La supremacía, sin embargo, pertenece a la naturaleza, hecha de sierras, montañas, selvas y desiertos. La nota predominante es el moderado clima y sus encantadoras playas conjuntamente con la diversidad de opciones para acampar y explorar sus montañas.

Estos territorios en su conjunto acogen no solo una gran riqueza cultural, sino también uno de los ecosistemas más ricos y completos en flora y fauna terrestre como marina, de todo el planeta.