La formación no es un fin en sí misma. Es un medio para conseguir los objetivos de la empresa. Estos objetivos hay que definirlos cuantitativamente y medidos. Es la manera de saber la rentabilidad de la inversión.
La formación tiene un alcance limitado. No puede resolver todos los problemas ni todas las necesidades existentes. Además, para que tenga éxito, es decir, para que sea impactante y eficaz, es preciso que esté coordinada con otros planes de desarrollo en los Recursos Humanos.
La formación no solamente prepara profesionalmente a los trabajadores, ayudándoles a que mejoren sus competencias. Su campo de aplicación con mucho más amplio, fomentando la comunicación entre sus participantes y el desarrollo personal.